sábado, 26 de diciembre de 2009

CONO DE NAVIDAD



                                                                                

miércoles, 23 de diciembre de 2009

FELICITACIÓN NAVIDEÑA


Para descifrar..



Es una versión (mejorada) de algo que he encontrado en la red.

FELIZ NAVIDAD!!


sábado, 19 de diciembre de 2009

PREMIO A SERRAT


Serrat, Premio Nacional de las Músicas Actuales.

El jurado reconoce la "permanente presencia en los escenarios" del cantautor.
ELPAIS.com - Cultura - 17-12-2009



El cantautor Joan Manuel Serrat ha sido galardonado hoy con el primer Premio Nacional de las Músicas Actuales, que convoca el Ministerio de Cultura y que está dotado con 30.000 euros. Este galardón, que tendrá carácter anual, reconoce las acciones significativas en el ámbito de las músicas actuales realizadas por personas físicas o por colectivos susceptibles de ser considerados como creadores.

El jurado, que estuvo presidido por el director general del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música (INAEM), Félix Palomero, y compuesto por Rosa León Conde, Lara López Fernández, David Novaes Ledieu, Montserrat Portús Francolí, Silvia Grijalva y Alejo Stivelberg Katz, ha destacado "su incuestionable talento y trayectoria y su influencia en el imaginario popular, que ha trascendido generaciones". También por "su permanente presencia en los escenarios, con Serrat 100x100 y otros proyectos significativos", además de por "poner música al servicio de los grandes poetas". La ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde, ha manisfestado que ha sido ella quien le ha comunicado el premio al cantautor y ha añadido que "es importante que haya sido concedido a Serrat en su primera edición porque, además de ser un gran cantautor y un gran músico, su aportación a la cultura ha sido capital".


Serrat nació en Barcelona en 1943. Cantautor, compositor y poeta, es una de las figuras más destacadas de la canción moderna tanto en lengua española como catalana. Entre sus trabajos destacan títulos como Cançons tradicionals, La paloma, Per al meu amic, Retratos, Canciones de amor, La mujer que yo quiero, Cada loco con su tema , Mediterráneo, Penélope, Lucía o Palabras de amor, entre otras muchas.


Pionero de lo que se denominó Nova Cançó catalana, en 1968 fue elegido para representar a España en Eurovisión con la canción La, la, la, compuesta por Manuel de la Calva y Ramón Arcusa (del Dúo Dinámico). Serrat quería cantarla en catalán y fue finalmente Massiel quien la interpretó en castellano y quien ganó el festival de la canción.


Serrat ha publicado más de 30 discos editados a lo largo de sus 45 años de carrera, tanto en lengua castellana como en catalán.


Su próximo trabajo está dedicado a Miguel Hernández, Hijo de la luz y de la sombra. "No tengo nada más divertido que hacer que seguir cantando y componiendo", ha dicho en alguna ocasión el cantautor, quien no se define ni como "oligarca" ni como "obrero", sino simplemente como "un cantautor que no puede vivir sin componer y cantar". El mar, la tierra, la gente, la paz y el amor a las cosas sencillas han sido los ejes de una poética que para él surge de todo lo que uno conoce, experimenta, sueña o anhela. Serrat se siente orgulloso de que su trabajo "forme parte de la memoria sentimental de varias generaciones", algo que no podía haberse ni imaginado cuando empezó. Aunque para el cantante "la memoria es traicionera y dura poco", le gustaría que le recordasen sus amigos "riendo y bebiendo" y, por supuesto, su familia, "a todas horas".

Cuento de Navidad


Por si lo quieres poner en tu blog..





ENTREVISTA DE IÑAQUI A SABINA


La pusieron en Noticias Cuatro hace un mes o así.



Tiramisú de limón


El vídeo que pusieron ayer en El Bosque.

domingo, 13 de diciembre de 2009

SABINA


Esta entrada te la dedico. Es un artículo que ha aparecido en El País sobre tu cantante favorito (o uno de tus favoritos), que me parece, dice cosas muy bonitas y está muy bien expresado. Disfrútalo.


Sabina

Saldrá con su bombín y la guitarra al hombro. Perilla en dulce, flequillo de jovenzuelo travieso en la frontera de los cincuenta y diez adosado a la frente, unas canillas que todavía le aguantan los bamboleos rockeros de su cuerpo serrano y la voz rota por cantar y cantarse a sí mismo las cuarenta. Joaquín Sabina, ese rey de la gloria que se despeña por los barrancos, ese truhan de la copla y la verdad desnuda, reaparece el martes en Madrid, su casa, su cuadra, su peña y su alquitrán, para presentar Vinagre y rosas, para recordarnos que sigue militando en la canción como obra de arte, como único y auténtico camino de salvación y perdición.
Este pollo chulapo, castizo y bibliofilo, alético tan optimista como pesimista, no conoce el significado de la moda ni la tendencia. Sabina es un clásico del verso y el acorde. Son sus verdaderos aliados a la hora de demostrar que la ley para perdurar es la brillantez sorda ante los sobornos estéticos. El desgarro filosofal permanente sin pose y la sensibilidad de ronco romántico en armas contra la cursilería, silbada a los cuatro vientos.
Una canción es una cosa muy seria. Si sale buena, no la podemos considerar mercancía que se vende, ni, mucho menos, sólo se descarga. Sino algo que se te pega a la cabeza, te transforma y no lo sueltas hasta el día que caes al hoyo. Con ese ánimo hay que alumbrarlas. Como si te fuera la vida en ello. Así las concibe Sabina y por eso luego, nosotros, nos las llevamos en el oído y en las maletas. Después las intercambiamos sin precio en cualquier barra que nos sirva de embajada. Por esos inesperados cruces de caminos, entre Úbeda y Madrid, Finisterre y Cabo de Gata, de arriba abajo, entre Nueva York y la Patagonia, a lo largo y ancho de los territorios de La Mancha, siempre encuentra alguien a un sabinero impenitente dispuesto a compartirlas a viva voz.
A él le salen de la cabeza en ramo. Las huele, las piensa, las pare, las enlata y luego las suelta al aire con esa voz que hace años sonaba a la de un golfo con aires de dandi callejero. Después se fue quebrando y encontrando un timbre propio, que no es ni bueno ni malo. Simplemente, la recia e incomparable marca de la casa. Se la ha esculpido con cuidado. Muy probablemente a fuerza de, como dice mi querido Antonio Lucas, haber dejado correr el whisky en procesión por la garganta. Y también la nicotina en desbandada por la laringe y el sentimiento a calderazos por los poros. Por eso suena ahora como suena: a ángel caído, a trueno preñado de lluvia fina en tiempos de sequía y frivolidad. De soniquetes tan huecos como pegadizos, de letra sin palabra.
Vuelve Sabina al escenario de Madrid y nosotros bajaremos a rezarle como a ese santo pecador que nos inspira, nos acompaña y nos consuela. Como a esa reliquia viva y libre que nos deja en cueros a base de crudeza, piedad y ternura por la especie. Allí estaremos preparados para la liturgia, prestos a orar en letanía las desdichas de sus Princesas y sus Magdalenas, las cuitas de sus delincuentes, sus piratas y sus hombres de traje gris. Dispuestos a pasear por la calle melancolía y el bulevar de los sueños rotos, bien organizados para echarle aunque sea vinagre a esas nuevas rosas que ha compuesto junto a Benjamín Prado. Animados aunque con un nudo en la garganta para cantarle esa rumba que le han dedicado ambos al gran Ángel González: "Cuando volvía del extranjero, tan forastero, a las dos no era de día, a las seis no era de noche. ¡Viva el derroche! ¡Muera el dinero! Y le aplaudían los camareros...".
Pocos quedan a su altura que hayan cantado tan a la perfección la crónica de esta ciudad que viaja en metro a diario del cielo al infierno. Desde los setenta al siglo XX, Sabina ha puesto su oído fino al servicio de la calle y no ha dejado de retratar el alma de este Madrid machacado por administradores que lo utilizan como trampolín y lo vacían de contenido. En mitad del barullo, del quiero pero no puedo, en este, como decía Cela, cruce entre Navalcarnero y Kansas City poblado de subsecretarios, Sabina resulta un notario de los callejones y las esquinas. Nos proporciona una verdadera identidad. Nos convoca y nos refleja. Nos eleva la autoestima, nos acaricia y nos saca los colores. Nos atraviesa y nos perturba.
Dice que, después de esta gira, no le vamos a volver a ver tan a menudo sobre un escenario. No le hagan mucho caso. Lleva la comunión con su público en la sangre. Tan joven y tan viejo, like a rolling stone. Las cuerdas de la guitarra pegadas a los dedos. Madrid y su especie colgada del sombrero.

JESÚS RUIZ MANTILLA 13/12/2009

Sobre la muerte de Hypatia de Alejandría


Este artículo apareció en El País y va sobre la trágica muerte de Hypatia de Alejandría. Me ha parecido muy interesante la relación que hace con la violencia sobre las mujeres.


JUSTICIA POÉTICA

No sabemos bien, y quizá nunca lo sepamos, cómo murió. Hay dos hipótesis. Una dice que la descarnaron con conchas afiladas y otra que lo hicieron con cascos de vasijas de barro. De lo que no hay duda es de que la descarnaron. Esto es, que, viva, le fueron arrancando la carne, hasta que las vísceras quedaron al descubierto. Y también la de la cara, las manos... en fin, una muerte horrible.

Sin embargo, Amenábar, que sabe lo que se hace, ha preferido darle la eutanasia. A Hipatia, en su película, Ágora, alguien piadosamente la asfixia antes de que la turba indómita de monjes cristianos y fanáticos, proceda a su lapidación. La realidad fue bastante peor. Mucho peor. Peor, desde luego, que la muerte que los mismos predicaban del Salvador. Pero, claro, Hipatia no había salvado a nadie, que se supiera. Sólo quizá al saber. Y no se pudo salvar a sí misma.

De estas otras muertes, a las que ahora traigo a la memoria, algo sí sabemos. Las hermanas Miraval, opositoras al régimen de un dictadorzuelo que sería sucio recordar, murieron un 25 de noviembre. A las tres las cazaron, por así decir, para matarlas. Cuando volvían por una zona no muy segura, por carretera, fueron detenidos sus coches y ellas sacadas al campo. Para llevar a término el conocido ritual de horror, primero las violaron, luego las mutilaron, las golpearon a placer y, quiero creer, que al final les dieron un tiro de gracia. ¡Ojalá!

Lo primero, lo de Hipatia, sucedió en el 414. Lo segundo, hace nada, en 1960. Pero todo viene junto a mi memoria. A Hipatia la conozco por obligación de filosofía y a las Miraval por cultura general democrática. Además de conocer a Minerva, una de sus excelentes hijas. Me viene, digo, junto todo a la cabeza. Y viene por justicia poética. El caso es que hace unos días, el 25 de noviembre, se celebró (obvio es que es una manera de hablar) el día mundial en contra de la violencia sobre las mujeres. De ese día hace poco. Porque hasta ese hace poco y en las tierras cristianas en esa fecha se celebraba, y sigue, la fiesta de Santa Catalina.

Tenía esta santa título y palma de mártir y era patrona de los estudiantes, por ejemplo. Es una devoción la suya que llegó a Europa con las Cruzadas. En Oriente era muy venerada y los audaces caballeros de la Edad Media se la trajeron como recuerdo. De hecho, Europa se llenó de santas catalinas y su nombre se empezó a poner popularmente a las jóvenes. Esta gentil doncella, cristiana, había resistido a las tentaciones del malvado emperador Maximiano, que pretendía de ella la abjuración de su fe. Al no conseguirlo, la enfrentó a 50 sabios, los cuales se rindieron ante su elocuencia y pidieron allí mismo el bautismo. Enfadado por el caso, el emperador los hizo ejecutar. A los 50. Tras esto, Catalina convenció a la emperatriz, que siguió el mismo derrotero y también fue condenada a muerte. Y, cuando sólo ella quedaba viva, el pérfido sátrapa hizo que prepararan una rueda de cuchillas afiladas que la descarnara. Así era condenada la sabiduría de la mártir. Cincuenta y con ella más la emperatriz, 52, recibían la corona del martirio. Así la conozco yo, coronada, en un óleo que colgaba en mi colegio mayor cuando era estudiante.

Bueno, lo evidente es que Hipatia murió de ese modo, descarnada. Y también parece bastante claro que Catalina no existió. La iglesia oriental mantuvo su culto y un santuario, muy bien visitado y provisto de limosnas, donde, decían, unos ángeles habían trasladado su cuerpo.

Es una hermosa leyenda que nos habla de la compasión y también de la memoria del agravio. Se veneró a una joven sabia en el lugar simbólico que ocupó la sabiduría superviviente de la Antigüedad que Hipatia representaba.

Alejandría no pudo digerir el crimen. Tanto que la ciudad, próxima a perecer, no asimiló la tortura y muerte de la filósofa, de modo que le buscó un trasunto cristiano y celestial. Pagó con el culto a Catalina, la joven, el asesinato de Hipatia, la filósofa, probablemente entrada en años, a la que nadie había salvado. Cuyo cuerpo nadie guardó, porque se hizo trozos que fueron tirados en diversos muladares.

No son, por lo simple, dos terribles violencias. Lo maravilloso es la coincidencia: lo extraño es que ese día 25 sea la memoria encubierta de Hipatia, la violencia contra la sabiduría, y el día de las hermanas Miraval, la violencia contra la libertad... de las mujeres. Es un claro caso de extraña casualidad, del amontonarse de signos que señalan en la misma dirección. Es un día poco común que busca hacer menos común todavía unos hechos desgraciadamente muy corrientes: que ser mujer, y dependiendo de la zona del mundo, se puede convertir en una desgracia, o en un castigo no elegido. Nos recuerda hasta qué grado de humanidad hemos llegado y cuánto nos falta todavía para poder sentirnos a gusto con el tiempo que nos toca. Por ahora, la justicia poética me consuela. Porque es hermoso guardar memoria del agravio cuando lo hacemos para que no se repita.

AMELIA VALCARCEL (Filósofa) 13/12/2009

Exposición de Galileo

El pasado 22 de noviembre estuvimos en la exposición que presentaban en el MUNCYT sobre GALILEO Y LA ASTRONOMÍA. Salimos entusiasmados todos y todas las fotos que hicimos están aquí colgadas para nuestro disfrute.


martes, 1 de diciembre de 2009

PRÓXIMO DESTINO... BARCELONA!!

Aquí va ésto..para ir abriendo boca.. 



CUADRADO MÁGICO. FACHADA DE LA PASIÓN (SUBIRACHS) DE LA SAGRADA FAMILIA.

(Junto al cuadrado se encuentra el grupo escultórico Beso de Judas)

"La constante que se obtiene al sumar las 4 filas, las 4 columnas y las 2 diagonales de este cuadrado es 33. Pero también los cuatro números en los vértices del cuadrado suman 33, o igualmente los cuatro números centrales; y lo mismo ocurre en un total de 310 de las posibles combinaciones de 4 números tomados de entre esos 16. Treinta y tres era, según la tradición cristiana, la edad que tenía Cristo cuando murió crucificado."